Las Hermanas de Batalla constituyen el grueso de las Órdenes Militantes y acribillan tanto a los herejes como a los traidores y a los xenos con la santa trinidad de su armamento: el bolter, el flamer y el lanzallamas. Son los guerreros del Emperador, su indomable espada y escudo. Miles de millones de xenos, mutantes, traidores y herejes han muerto bajo sus armas durante milenios. Dondequiera que pisen el campo de batalla, la Luz del Emperador se manifiesta como un nuevo amanecer, mientras que los disparos y las cuchillas del enemigo se desvían milagrosamente justo cuando están a punto de cobrar vidas.
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