Cornish Smuggler

Cornish Smuggler permite a los jugadores asumir el papel de contrabandistas en la Cornualles del siglo XVIII. Comprando y vendiendo mercancías a cambio de oro mientras emplean una red de personajes locales, conocimientos secretos, ubicaciones ocultas, sobornos, trucos sucios y una buena dosis de astucia para evadir las atenciones de los funcionarios de aduanas y de los demás jugadores.

A la hora de vender mercancías, los jugadores pueden elegir el precio por el que las venderán; pudiendo elegir entre aumentar su reputación e influencia en la comunidad vendiendo barato, o maximizar sus beneficios consiguiendo el mejor precio posible.

Cornish Smuggler permite a los jugadores asumir el papel de contrabandistas en la Cornualles del siglo XVIII. Comprando y vendiendo mercancías a cambio de oro mientras emplean una red de personajes locales, conocimientos secretos, ubicaciones ocultas, sobornos, trucos sucios y una buena dosis de astucia para evadir las atenciones de los funcionarios de aduanas y de los demás jugadores.

A la hora de vender mercancías, los jugadores pueden elegir el precio por el que las venderán; pudiendo elegir entre aumentar su reputación e influencia en la comunidad vendiendo barato, o maximizar sus beneficios consiguiendo el mejor precio posible. Una mayor reputación permite al jugador transportar su contrabando con mayor facilidad y evadir la aduana, pero para ganar la partida debe tener la mayor cantidad de oro de todos los demás jugadores. Sin embargo, cuanto más alto sea el precio al que se vendan las mercancías, más fuertes serán las fuerzas aduaneras...

El contrabando en Cornualles rara vez lo realizaba una sola persona, sino que a menudo participaban grandes sectores de la comunidad. En Cornish Smuggler, los jugadores deben construir una red de contrabando empleando personajes, cada uno con una habilidad única, un coste y un efecto en la reputación del contrabandista dentro de la comunidad local.

A la hora de hacer contrabando, la elección de las mercancías que se compran es clave. Los jugadores pueden elegir entre comprar mercancías grandes y voluminosas, que son difíciles de llevar a bordo de un barco (las mercancías y los barcos tienen formas y tamaños diferentes) o mercancías más pequeñas y fáciles de transportar, que valen mucho menos.

Además, las ciudades de distinto tamaño ofrecerán diferentes precios por las mercancías. Las ciudades más pequeñas ofrecen un precio más bajo, pero con un riesgo menor. Las ciudades más grandes ofrecen mejores precios y permiten a los contrabandistas vender más mercancías, pero el riesgo de hacerlo es (generalmente) mucho mayor.

Las fuerzas aduaneras en Cornish Smuggler se moverán por el tablero en función de lo que hagan los jugadores. Desembarcar, mover y vender mercancías merece su atención, aunque los jugadores también pueden mover las aduanas gastando influencia o utilizando secretos. Por suerte, todas las aduanas pueden ser sobornadas, lo que significa que una vez que las hayas comprado seguirán siendo "tu hombre" hasta el final de la partida... o hasta que otro jugador les pague más.

Aunque al principio los fondos y el apoyo son bastante escasos, a medida que el juego avanza los oficiales de aduanas serán cada vez más fuertes, más difíciles de sobornar y más numerosos. Por lo tanto, cada vez es más difícil contrabandear mercancías de forma eficaz, secreta y rentable, por lo que cada partida tiene un punto final claramente definido y visible para todos los jugadores.

Descubrir trucos secretos puede ayudar a la causa de los jugadores, y hay almacenes secretos que pueden ser alquilados donde puedes esconder tus mercancías, ocultándolas de la aduana y protegiéndolas de ser confiscadas.

Hay muchos caminos posibles hacia la victoria en Cornish Smuggler. Los jugadores tendrán que adaptar su estrategia a las acciones de los demás jugadores, emplear a los personajes adecuados, comprar las mercancías correctas, descubrir los secretos adecuados y hacer los tratos adecuados.

Este juego trata de cosas reales que le ocurrieron a gente real en un lugar real, creando así una experiencia directamente relacionable entre el Cornualles del siglo XXI y el Cornualles de una época en la que la comunidad experimentaba una importante pobreza y unos impuestos desorbitados. En consecuencia, el contrabando no se veía necesariamente como algo ilegal, sino más bien como algo que era "juego limpio" y, como tal, se tomaba con una visión a menudo desenfadada.